Héctor

Nunca había ido a terapia y solo pensarlo me ponía nervioso. Pero todo cambió cuando conocí a Joan.

En aquel momento, mi vida era un caos: confusión, objetivos que se mezclaban y una sensación constante de estar perdido. El chemsex parecía una ‘vía de escape’. Sin embargo, al final solo empeoraba las cosas. Generaba más descontrol, más ira y más desconexión de mí mismo. No sabía por dónde empezar.

Joan me ayudó a ordenar ese desorden. Con paciencia y sin juzgar, me dio herramientas para entender por qué actuaba así. Me enseñó cómo gestionar la rabia. Sobre todo, me mostró cómo reconectar con mis metas reales. Poco a poco, fui dejando atrás lo que no me servía y encontré un camino claro.
Hoy me siento más tranquilo, con las ideas claras y sin esa necesidad de huir hacia adelante.