Clara

Al comenzar la terapia con Joan, me sentía sin energía. No tenía ilusión. Tenía una tristeza constante que no sabía de dónde venía. No fue un camino fácil. Sin embargo, su acompañamiento me ayudó a poner palabras a lo que sentía. También, entendí que pedir ayuda no era una debilidad.


Con el tiempo, fui recuperando el interés por las pequeñas cosas, por cuidar de mí y por disfrutar de nuevo. Hoy miro atrás y me doy cuenta de cuánto he crecido. La terapia no me cambió de un día para otro. Sin embargo, me devolvió la esperanza y la calma que creía perdidas.